Red de patios inclusivos y sostenibles: una herramienta de la educación inclusiva
En los últimos años, a medida
que la conciencia sobre la inclusión y la accesibilidad ha ido creciendo, los
patios inclusivos han ido ganando en popularidad, y son muchos los centros
educativos en la Comunidad de Madrid, y en otras ciudades españolas, que están
dirigiendo sus esfuerzos a diseñar espacios escolares accesibles y acogedores a
todo el alumnado, buscando fomentar la participación de todos y todas,
independientemente de su género, habilidades o necesidades especiales.
Así es como en 2016, se inicia
un proyecto para la creación de una Red de patios inclusivos y
sostenibles, comenzando en dos colegios públicos del distrito Centro de
Madrid: el CEIP Nuestra Señora de la Paloma y el CEIP Santa María. El
proyecto se desarrolló a lo largo de 2017 y fue financiado por la
Obra Social de la Caixa. Además, contó con el apoyo de la Junta Municipal de
Distrito Centro, que incluyó en las obras de remodelación las propuestas que
salieron de estos procesos participativos.
En términos
generales, los patios inclusivos intentan favorecer a todas aquellas personas que
por sus características personales y sociales, tienen dificultades en realizar
y compartir situaciones de juego con sus iguales, por lo que acaban haciendo un
juego solitario o paralelo, sin unirse o cooperar dentro de un grupo. En este
proyecto en particular, además de la inclusión social, se ha hecho hincapié en la
igualdad de género, buscando que niños y niñas
compartan espacios de juego y que ese juego se de en igualdad de condiciones,
ya que la configuración de los patios de recreo hasta
ahora ha concedido protagonismo a
unas actividades asociadas tradicionalmente a lo masculino, como el fútbol, dejando
relegadas muchas veces aquellas otras asociadas a lo femenino.
Teniendo
en cuenta todo esto, podemos vislumbrar el impacto significativo que pueden
tener los patios inclusivos en el entorno escolar. En general, en los colegios
donde se han diseñado este tipo de patios, se han visto resultados de mejora en
el clima escolar, el desarrollo de habilidades sociales y emocionales del
alumnado, como la comunicación, la cooperación o la resolución de conflictos, y
en definitiva, el fortalecimiento de la comunidad escolar, fomentando la participación de padres, maestros y personal
escolar en actividades y eventos relacionados con el patio.
Son muchos los
puntos fuertes de los patios inclusivos; además de lo que acabamos de ver,
estos diseños fomentan la diversidad de experiencias y actividades,
satisfaciendo los intereses y necesidades de la mayoría de los estudiantes,
están pensados para reducir el acoso escolar y la discriminación de minorías, pueden
mejorar el rendimiento académico, al
crear un entorno propicio para el aprendizaje y, sobre todo, mejoran la
experiencia global de los estudiantes, al sentirse bienvenidos.
Sin
embargo, también pueden presentar algunas debilidades que requieren atención y
mejora, como la falta de recursos económicos para mantener patios inclusivos
adecuados, los desafíos de diseño a la hora de tener en cuenta el alumnado con discapacidades
físicas y movilidad reducida, la oposición a su implementación por los defensores
de los usos más tradicionales del patio o la falta de participación de los
estudiantes en el proceso de diseño.
Es
necesario, por tanto, abordar estas debilidades y construir sobre los puntos
fuertes de los patios inclusivos para maximizar el impacto positivo en la
experiencia escolar de toda la comunidad estudiantil.
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